La segunda película de Esteban Sapir (Picado fino) fue un verdadero fracaso de boletería. No la ayudó en nada haber sido elegida como cierre del BAFICI de ese año, ni tampoco las elogiosas críticas en dlosversos medios. Cabe entonces la pregunta inevitable de por qué « una obra tan original, de un realizador que muchos asocian con el nacimiento del llamado nuevo cine argentino, no atrajo multitudes. Quizás la respuesta, extensible a la mayoría de las peliculas argentinas recientes, está en que el público privilegia otro tipo de espectáculo cuando va al cine.
En efecto La antena, filmada en blanco y negro, con personajes que casi no hablan y actores poco reconocibles (Valeria Bertucelli hace de muchacho, a Florencia Raggi no se le ve la cara) se parece mucho a las peliculas del cine mudo, que interesan principalmente a los cinéfilos. Resulta por lo tanto difícil recomendar este tipo de manifestación cultural a quien busca « entretenimiento, grandes efectos especiales o la presencia de intérpretes de gran renombre.
Recuerda en más de un aspecto a La canción más triste del mundo de Guy Maddin (uso del blanco y negro, estética del cine mudo, tipo de historia). Aquí, la ciudad sin voz es dominada por un Señor TV (Alejandro Urdapilleta), cuya corporación les ha quitado la voz y que los monopoliza con sus alimentos y emisiones televisivas. En este universo orwelliano, la resistencia está representada por unos pocos mortales que incluyen a un niño y su madre, que conserva la voz, un inventor (Rafael Ferro) y su esposa (Julieta Cardinali) y la hija de ambos.
La historia invita a reflexionar acerca del sometimiento y las posibilidades de interrumpirlo. De a ratos pareciera decirnos: «la Revolución precisa un para qué». Estar sometidos y no tener nada que cambiar es lo mismo. Incluso la forma en que se asimila el poder a la magia, que en el film se presenta como un hada encapsulada capaz de generar la fuerza que mueva la maquinaria. Es importante resaltar que en la historia con las palabras robadas se producen alimentos para la población. La palabra entendida como valor, como bien, la palabra perdida, sometida, que se convierte en medio de producción para el que somete. Y que será consumida por el sometido. Aunque también podría entenderse desde otro punto de vista un tanto más psicoanalítico: la palabra es motor de vida.
Volviendo a la perspectiva de dominación en la película son las mujeres y los niños los que tienen la herramienta para el cambio. No sorprende entonces en ese sentido la presencia de Valeria Bertucceli en el papel de hijo del Sr. Tv, una actriz con un curriculum suficientemente nutrido como para que se la reconozca en el papel de hombre.
Estrenada en 2007, La antena se transformó con el tiempo en una de las películas importantes del cine argentino.
Esteban Sapir, conocido como director de fotografía de cortos de Lucrecia Martel y Sandra Gugliotta y de La vida según Muriel de Eduardo Milewicz y Un crisantemo estalla en cinco esquinas de Daniel Burman, tardó 10 años en concretar su segundo largometraje.
Domingo 23 de agosto 16 hs: Museo Histórico Sarmiento Cuba 2079 . Organiza Fundacion Cineteca Vida